Si miramos atrás, la mayoría de nuestras abuelas e incluso algunos de nuestros abuelos, sabían realizar tareas básicas del hogar que hoy por hoy es más raro saber hacer. La mayoría de mujeres tenían en casa una máquina de coser con la que realizaban todo tipo de arreglos en casa, desde subir las faldas o las piernas de los pantalones de la ropa de los niños hasta zurcir o bordar sábanas para ir preparando el ajuar de las niñas.
En los últimos años la sociedad optó por el consumo rápido. Lo moderno era comprar cosas baratas que, una vez que se rompían, se sustituían rápidamente por otras. Y lo mismos sucedió con la ropa. Llegó a estar incluso mal visto ver a un niño con un zurcido. Si el pantalón se rompía, iba a la basura y se compraba otro al momento.
Pero esta cultura del usar y tirar ha pasado una factura muy cara a la naturaleza. La gran cantidad de desperdicios generados por esta forma de vivir es cada vez mayor y el abuso que se ha hecho de los recursos naturales hace que muchos escaseen.
Por eso, hoy son muchos los hombres y mujeres que se apuntan de nuevo a los cursos de costura y se crean su propia ropa o personalizan las prendas que se pueden comprar en las tiendas para evitar ir todos iguales. Acuden a tiendas de telas y a mercerías buscando bonitos y económicos retales para sus creaciones o productos como cintas o hilos.
Estos establecimientos cuentan con los mejores distribuidores. Si la demanda de un producto sube, buscan a quién se lo venda para proporcionárselo a sus cliente, ya sea un distribuidor de Hilo terciopelo o uno de telas específicas para mascarillas, como hemos podido ver en los últimos meses.
Un pantalón con un siete no es un pantalón para tirar, sino que es una oportunidad para personalizarlo y sacar esa creatividad que se lleva dentro. Un zurcido bien cuidadoso seguido por un bonito parche o por unas lentejuelas creando un dibujo, y tenemos un pantalón perfecto para seguir aprovechándose meses.
Y no hablemos ya de los mañosos que saben sacar los patrones de las prendas de moda y confeccionarse ellos mismos esa falda que tanto se lleva, pero con la tela que de verdad les gusta y con detalles que harán que sea totalmente diferente del resto.