Que cada vez hay menos celebraciones religiosas es un hecho innegable. Hasta la Iglesia tiene que reconocer que el número de bodas, bautizos y comuniones ha descendido notablemente. Los motivos son muy variados.
El primero de ellos es que hay una pérdida de fe. Antes, muchas personas no eran practicantes pero seguían considerándose católicas, que es la religión mayoritaria en España. Pero hoy, una inmensa parte de los no practicantes reconocen abiertamente que no son creyentes. Esto se ha traducido en que muchos no se casan por la iglesia y, si tienen hijos, no celebran los sacramentos con ellos.
Antes, mucha gente no practicante e incluso no creyente se casaba por la iglesia o bautizaba a sus hijos porque era lo normal. No querían llamar la atención y lo hacían por simple tradición. Pero ya no es algo que llame la atención a nadie y, consecuentemente, muchos optan directamente por no hacerlo.
Además, había actos como la comunión que eran algo muy especial para los niños. Muchos solo querían hacer la primera comunión por los regalos, pero los padres hoy valoran que, si no son creyentes o no son practicantes, comprar vestidos comunión niñas o reservar el restaurante son gastos muy grandes para algo que, en realidad, ya no es tan especial pues los niños celebran cada cumpleaños a lo grande, acudiendo a centros especiales para ello y lo pasan así mucho mejor que en una comida en la que los que de verdad disfrutan son los mayores.
Por último, hay que tener en cuenta que cada vez hay más personas de diferentes orígenes en España, por lo que se practican muchas religiones que no son la católica. En muchas de estas religiones los ritos son diferentes entre sí y se llevan a cabo en la intimidad de la familia o en el grupo religioso del que se forma parte, por lo que no son celebraciones tan multitudinarias ni públicas. Por eso, la sociedad en general no las percibe aunque puedan estar dándose en un número relativamente alto.
Nuestra sociedad está cambiando, los valores religiosos también lo han hecho y es una consecuencia lógica que el número de celebraciones tipo bodas o comuniones religiosas haya descendido notablemente. Además, se prevé que esta tendencia va a continuar así y que cada vez serán menos las personas que entren a formar parte de la Iglesia Católica en España.