Cuando el río suena, agua lleva. Y cuando una nevera comienza a hacer ruiditos, prepárate para lo peor. Es la segunda nevera que debo cambiar en mi etapa como inquilino. Y ya aprendí algunas cosas de la primera. Recuerdo que empezó a hacer ruidos raros, a sonar más de la cuenta y a tener problemas para congelar. Como no soy un experto y tampoco estaba yo muy preocupado lo dejé estar, confiando en que la Divina Providencia se encargara de solucionar el problema. Pero no fue así.

Un buen día los productos congelados tan solo estaban fríos y era el momento de actuar. Pero mi casero tenía otros planes. Me empezó a acribillar a preguntas sobre la nevera vieja porque debía creer que todavía había esperanza. Mientras tanto, yo empecé a mirar en urgenti neveras nuevas porque sabía cómo actuaba el dueño del piso de otras veces que me había visto en situaciones similares. 

En un momento dado, me mandaría un wasap y me diría que escogiera una yo mismo dentro de un determinado rango de precio y con unas medidas adecuadas al espacio. Esto suena bien, pero en realidad descarga la responsabilidad en el inquilino que era algo que le encantaba hacer. No tardó en cumplir con mis previsiones. A los cinco minutos le respondí porque ya lo tenía más que mirado. 

En esta ocasión el proceso ha sido parecido pero más rápido. En esta ocasión sí me he preocupado porque no es momento de quedarse sin nevera con la que está cayendo. Tenemos un niño pequeño y el chaval necesita seguir una dieta concreta. Los adultos podemos adaptarnos, pero los niños deben comer lo más sano posible. 

La dueña del piso también pidió medidas y otros datos pero se dignó ella misma a comprar la nevera aunque si me preguntó por alguna web que yo conociera porque sabe que trabajo mucho con internet y yo le recomendé urgenti. Tardamos un día en recibir la nueva nevera y algo de comida perdimos, pero cuando vimos la nueva nevera funcionando (y congelando) de verdad que respiramos aliviados.

por paco