Era algo esperado, pero no por ello dejó de ser un poco desagradable. Ya llevábamos tiempo escuchando rumores acerca de cambios en la empresa, y yo más o menos sospechaba que sería uno de los elegidos. No había estado especialmente implicado en los últimos tiempos, pero tampoco había dejado de lado mis obligaciones. Por eso cuando escuché las razones del despido, me enfadé bastante. Pero en estas situaciones, más que en ninguna otra, la procesión ha de ir por dentro, como se suele decir, y no expresé ninguna emoción. Me limité a asentir sin más.

Pero mientras me estaba yendo de la oficina ya estaba pensando en ponerme en manos de un abogado laboral en Vigo. Con estas cosas no queda más que confiar en profesionales con experiencia. Por mucho que ‘notes’ que se ha cometido alguna injusticia con tu despido y que no vas a recibir el dinero que te corresponde legalmente, si no tienes conocimiento de derecho laboral, poco puedes hacer con las suposiciones. Así que no tarde nada en llamar a un abogado al salir de la oficina.

Ya digo que un despido nunca es agradable aun cuando es esperado. Supone dejar atrás una etapa y siempre es difícil. Pero yo ya llevaba mentalizado un tiempo, teniendo en cuenta los rumores que incluso los propios jefes se habían encargado de difundir, quizás también para que estuviésemos preparados, porque debo decir que tampoco tengo mala relación con los jefes. Pero está claro que cada uno defiende sus intereses, sobre todo cuando hay dinero de por medio. Y en un despido siempre hay bastante dinero de por medio.

La cuestión es que yo tenía la certeza de que algo no se había hecho bien en todo este asunto y por eso acudí al abogado laboral en Vigo para que me lo confirmara. Y efectivamente, no había sido todo hecho según la normativa, pero ahora quedaba la siguiente fase, que sería la reclamación por vía amistosa, para ver si se podía hacer todo según la norma sin tener que ir más allá y empezar con los juicios y demás, que supongo nadie quiere.

por paco