El cutis es una de las zonas más vulnerables de la epidermis. Diversas enfermedades de la piel —eccemas, acnés, rosáceas, etcétera— pueden comprometer no sólo su estética, sino también su salud y bienestar. Conocerlas en detalle nos ayuda a detectar tempranamente sus síntomas y a prevenir su desarrollo en el tiempo.
El acné es, en opinión de cualquier Dermatólogo especialista en cara en Vigo, la enfermedad cutánea más extendida en adolescentes y adultos. Se define como la proliferación de puntos negros y otras erupciones en regiones como el cuello y el pecho, además de la cara, a raíz de la obstrucción de los folículos pilosos por la acumulación de células muertas y el sobrecrecimiento bacteriano (Cutibacterium acnes, principalmente).
Otra de las dolencias más frecuentes es la hidradenitis supurativa, consistente en el desarrollo protuberancias en las zonas internas de la superficie cutánea. A diferencia del acné, la infección no es la causa primaria de la hidradenitis; con todo, se atribuye al atoramiento de los folículos pilosos en el rostro y las áreas internas de la piel (ingles, glúteos, etcétera).
Por su parte, la dermatitis atópica o eccema se caracteriza por el enrojecimiento y sequedad de la piel del rostro y la consecuente picazón, casi siempre molesta y dolorosa. Los principales factores de riesgo incluyen la fiebre del heno, la neurodermatitis, la dermatitis alérgica y las infecciones cutáneas. Se presenta más en menores que en adultos, y no existe un remedio eficaz para prevenirlo, sino cremas y geles que permiten mitigar sus efectos.
Pero el eccema no debe confundirse con la rosácea, común en mujeres caucásicas y que presenta una sintomatología parecida. Este problema dermatológico se manifiesta, en casos leves, como un enrojecimiento de la piel, acompañado de vasos sanguíneos que se hacen visibles; en casos graves, provoca la aparición de protuberancias y de pus. Como en la dermatitis atópica, la medicina moderna sólo dispone de tratamientos para disminuir sus efectos.