Todo el mundo se ha puesto de acuerdo en decir en las últimas semanas que nada va a ser igual después de la pandemia. Hablan de la vida social post virus, de viajar en los tiempos del virus, pero también de las casas post virus y de cómo cambiarán las ciudades en los tiempos del coronavirus. Algunos de estos artículos tremendistas parecen estar escritos por dementes. Pero sí es cierto que hay cosas que están cambiando aparte de que ahora todos vamos con la cara tapada en plan quirófano. La cesta de la compra también ha cambiado. 

Y no solo digo que de repente todos sentimos una especie de zozobra incontrolable por quedarnos sin papel higiénico, sino que algunos nos quedamos sin poder comprar nuestros productos habituales lo que nos fastidió un poco. Durante un par de semanas no pude comprar leche sin lactosa con calcio porque habían desaparecido de los estantes de los supermercados. Desde hace años tomo esa leche por obligación y me tuve quedar sin leche un tiempo.

Al no poder comer fuera de casa, muchos empezamos a gastar mucho más en la compra. Pero lo que nos enteramos un poco después es que una buena cantidad de productos estaban registrando curiosas subidas de precio, al margen de que faltaran algunos otros por problemas de distribución. Se ha dicho que las subidas de más de un 7% en el precio de la fruta se debe a la falta de trabajadores del campo que encareció el precio de las cosechas y la distribución. Pero probablemente había algo más…

De cualquier manera, nos hemos acostumbrado a comprar de otra manera tratándonos de adaptar a la situación. En mi caso, al faltar leche sin lactosa con calcio dejé de tomar leche hasta que volvió al súper, pero con otros productos cambié un poco mis hábitos para tratar de comer más saludable. Con los agobios del virus que nos hizo recordar nuestra condición mortal empecé a consumir más fruta y verdura en vez de tanto alimento procesado, aunque casi tuve que pedir un crédito para pagar las peras y el brócoli.

por paco