Los bizcochos fueron durante mucho tiempo una fuente de alimentación muy importante pero actualmente sufren de muy mala fama. El motivo está en los bizcochos industriales, muy ricos en grasas y que no tienen prácticamente nutrientes. Y también en las calorías que tienen. Pero, ¿son sanos los bizcochos caseros de toda la vida?
La respuesta es que sí, son un gran alimento, mucho mejor que cualquier galleta o cereal azucarado de los que se consumen normalmente para desayunar. El bizcocho clásico tiene aproximadamente 350 calorías por cada 100 gramos, aproximadamente 100 calorías menos que la tradicionales galletas María. Pero, además, no tiene prácticamente grasa y lo que proporciona son muchos hidratos de carbono, que se traducen en energía para todo el día.
El bizcocho clásico de yogur es el llamado 3,2,1 por las proporciones que usa. 3 medidas de harina, 2 de azúcar y 1 de yogur, todo medido con el vasito del yogur. Pero se le pueden añadir además tres huevos para aprovechar los nutrientes del huevo y aportar más proteínas procedentes de la clara. Incluso hay quienes le añaden solo dos yemas y cuatro claras batidas a punto de nieve para darle una mayor esponjosidad y mejores valores.
En cuanto al azúcar, los dos vasos clásicos de azúcar pueden sustituirse por un solo vaso y algunos dátiles para darle sabor al bizcocho. Incluso se puede usar algún edulcorante natural que disminuirá su índice glucémico.
Además de lo comentado, el bizcocho clásico de yogur lleva también un vasito de yogur de aceite, que puede sustituirse por un poco de mantequilla. La mantequilla es una grasa muy saludable que aporta las proteínas de la leche y que tiene menos porcentaje de grasa que el aceite, cuyo porcentaje es del 100% al ser una grasa pura.
Por último, se añadirá un toque de limón, de vainilla o de canela al gusto y un sobre de levadura. Y con estos ingredientes se obtiene un bizcocho de gran tamaño que da para bastantes porciones y que es perfecto para tomar por la mañana, cuando más aporte de energía se precisa. Este bizcocho es una alternativa perfecta para el desayuno de los niños, evitando así las galletas o cereales con exceso de azúcares que les causan sobrepeso y no los nutren.
El bizcocho incluso puede llevar manzana para hacerlo más saludable y hacer que los niños tomen algo de fruta en la primera comida del día.